Por estar ubicada en la barranca del mismo nombre tuvo que realizarse una gran obra de ingeniería para su construcción: se reencausó el río y se fabricó una bóveda para detener las paredes y los dos patios con los que contó, en donde se instalaron tres ruedas hidráulicas con una potencia de 11 y 9 caballos de vapor. Tenía, además: taller de carpintería, herrería, ensaye de metales y platas, oficinas y una fundición llamada San Juan, así como grandes caballerizas para albergar a los 40 caballos que se utilizaban en el proceso de beneficio del mineral. Por ser propiedad privada sólo se puede observar desde el camino.

Se ubica en la entrada del pueblo, trabajó con una rueda hidráulica que tenía una potencia media de 12 caballos de vapor y aún cuando no era la más importante de las haciendas de la zona, su tamaño era considerable. Tan sólo uno de sus patios techados era de 100 m. de largo por 20 m. de ancho. Contaba además con bodegas, caballeriza, horno de calcinación, planillones, casa-habitación y una hermosa huerta de árboles frutales. Hoy día se le puede visitar e incluso hospedarse en ella ya que se ha convertido en hotel. En la parte alta de los jardines sobrevive un gran depósito de agua como único vestigio de su actividad productiva.